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La Democracia, ¿Un Sistema Perfecto o Perfectible?

Por: Pedro Baram Kaptz

La democracia se ha convertido en el tema de actualidad en México. No acostumbrados a ella, pensamos estar dando un paso de suma importancia. Pero... ¿es la democracia el sistema de gobierno ideal?

Del presidencialismo a la democracia, qué gran paso estamos dando. Por fin podremos elegir libremente a nuestros gobernantes. Pero ¿cómo elegirlos?, ¿quién de los actuales candidatos a la presidencia beneficiará a todos los mexicanos? ¿es acaso la misma definición de beneficio la que tienen los indígenas de Chiapas y los industriales de N.L.?, ¿tienen las mismas necesidades estos dos grupos? No lo creemos de ninguna manera. Sin embargo, el sistema democrático actual nos considera a todos iguales en contraste con la genética que nos considera a cada uno de nosotros seres únicos.

¿Cuáles son en realidad los motivos por los que la gente vota a favor de uno u otro candidato? En la década de los 60's hubo gente en Estados Unidos que votó por Kennedy para presidente porque su esposa era bonita, distinguida y elegante, mientras que otros votaron por él por sus principios políticos e ideas económicas. Sin embargo, la democracia considera estos dos votos iguales. Hay gente en México que hubiera votado por Colosio, de no ser vilmente asesinado, por ser joven y apuesto, tierno con su mujer e hijos, mientras otros hubieran votado por él por concordar con su visión del México de los albores del siglo XXI. Otros mas votarían en su contra simplemente por ser el candidato del PRI. De esta manera, en el nuevo México democrático, si bien nos va, todos los votos tienen el mismo peso específico.

Mientras que en otras épocas el sufragio se consideraba como un privilegio que tenía que ver con el status social o económico, el concepto moderno enfatiza la idea de que es un acto de participación indispensable de todos los ciudadanos en los gobiernos democráticos. Pero la democracia no garantiza un buen gobierno; su eficacia dependerá de la inteligencia política de sus ciudadanos y de sus líderes.

La democracia fácilmente pierde valor a través de la demagogia que promueve temores, esperanzas y odios. Por lo tanto, para lograr una democracia sana se debe subrayar la necesidad de una educación política, social y económica para todos los ciudadanos así como moderación en sus líderes.

Filosóficamente han existido diversas ideas que vale la pena retomar no para aceptarlas o rechazarlas sino a modo de un ejercicio intelectual que nos dé una mayor claridad sobre la democracia y el derecho al voto:

1. Según J.S. Mill, todo ser humano, sin tomar en cuenta su status socio-económico, tiene derecho al voto. Los únicos que quedan excluidos son los niños, los deficientes mentales y los criminales. El punto a reflexionar sería cuántas personas votan teniendo el nivel académico ni siquiera de un niño de primaria.

2. ¿Puede un ciudadano ejercer la libertad política mediante el voto sin tener libertad económica? Hamilton dice que el poder sobre la subsistencia de un ser humano sobre otro significa un poder sobre su voluntad. Kant apoya igualmente esta idea.

3. Una condición de igualdad que según J. S. Mill requiere el status de ciudadano es la de la oportunidad de educación. La libertad política no existe verdaderamente si a los ciudadanos no se les proporciona una educación que los capacite para elaborar un juicio personal adecuado sobre sus gobernantes.

4. Ninguna forma de gobierno como la democracia actual tiene una carga comparable ya que ninguna otra considera a todos los ciudadanos con derecho al voto. En dicha forma de gobierno, declara Montesquieu "se requiere el poder completo de la educación". Mientras que el despotismo se conserva a través del temor y la monarquía por un sistema de honor, la democracia depende de la virtud cívica.

5. Según J.S. Mill la democracia no necesita únicamente la educación general sino también lo que él llama "la escuela del espíritu público". Sólo participando en las funciones del gobierno puede el hombre ser competente como ciudadano. Al participar en actividades cívicas el ciudadano será capaz de inclinarse a favor de las acciones benéficas para la mayoría en vez de hacia las acciones que lo benefician personalmente.

El concepto de justicia constitucional ha tenido varios cambios sin embargo el de la democracia actualmente otorga igualdad a todos los seres humanos con base en haber nacido humanos. Los problemas del gobierno democrático siguen siendo básicamente los mismos a pesar de que el concepto de democracia ha sido distinto según la época. Está la cuestión del liderazgo y de la necesidad de obtener los servicios políticos de los hombres mas aptos sin infringir en las prerrogativas políticas de todo ser humano.

Las diferencias entre la igualdad del hombre desde los distintos puntos de vista, desigualdades en virtud cívica o talentos, deben tomarse en cuenta políticamente si no por superioridad en status, sí por la dificultad de los problemas que implica el arte de gobernar a las personas especialmente competentes.

El deseo de Jefferson y J.S. Mill fue la abolición de las clases privilegiadas sin perder el beneficio del liderazgo de los individuos particularmente dotados o educados política, económica, social y cívicamente.

En todo momento existe el peligro de la tiranía de la mayoría y bajo la amenaza de la revolución surgen los demagogos quienes utilizan normas de pandillas para mover a las masas y establecer una dictadura. Según Hobbes, el pueblo no educado está sujeto a la seducción del buen orador y como resultado la democracia podría tender a degenerar en un gobierno guiado por el orador más poderoso.

¿No debiéramos considerar a instituciones tales como universidades, cámaras y asociaciones así como a los sindicatos entidades cívicas? Aunque conformadas por individuos cuyo voto ya es reconocido por el sistema democrático, estas entidades representan por sí mismas una idiosincracia cívica probablemente con derecho al voto.

Democracia y presidencialismo parecen estar sobre una misma línea. La democracia actual parte de un supuesto difícil de aceptar. El presidencialismo otorga a una sola persona, por su conocimiento de la problemática nacional, una ponderación excesiva. Lo que verdaderamente necesitamos es una democracia que reconozca a todos nosotros nuestro derecho al voto, pero que incorpore en su definición la conciencia cívica y política, factores que debieran ser considerados en la ponderación del voto. Quizá ya es tiempo para que la enciclopedia de México incorpore palabras hasta ahora omitidas tales como democracia, sufragio, voto, y elección.

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